Capítulo VI

-Tengo que decir que esta ha sido la mejor voz que hemos escuchado en todo el día. Tiene algunos fallos, pero fáciles de corregir. ¿Dónde has aprendido a cantar así? Es muy difícil cantar con estilo de soprano de ópera.

-Bueno, realmente no he ido a grandes escuelas, ni siquiera academias. He aprendido todo lo que sé en el club de teatro de mi instituto.

-¿De verdad no has ido a clases?

-No, aunque si que en el instituto han intentado formarme lo mejor posible.

-Esta bastante bien. ¿Cómo te llamas?

-April Grace.

-¿De qué me suena a mí ese nombre? Ah ya ¿Eres la sobrina de Robert Sullivan?

-Sí

-Es un gran amigo mío. Soy Niall Hansen. A lo mejor no te hablado de mí.

-Sí que lo hizo.

-Que bien. Pues encantado, April. Espero que nos veamos pronto. Bueno, chicos, un aplauso a April.

Todos en la sala aplaudieron. Cuando April volvió hacia donde se encontraba su grupo, todos la dijeron que lo había hecho estupendamente.

-Te iba a pedir disculpas por el comentario de antes, pero veo que te ha venido genial- dijo la gemela.

April se sintió muy feliz y ya relajada porque esta era su última prueba. Mientras que los del anterior grupo seguían haciendo las audiciones, Tobi le dijo que el azafato que guiaba a los otros chicos no paraba de mirarla. April giró la cabeza y notó como el chico miró para otro lado.

Terminadas todas las audiciones del equipo anterior, comenzaron las de los compañeros de April. Mientras salían por la puerta, Rose Mary aprovechó para decirle unas palabras:

-Yo lo hago mucho mejor que tú, simplemente he querido dar el nivel suficiente para pasar el casting.

-Ah, pues muy bien- contestó April extrañada – hasta luego.

Capítulo V

Cuando entraron en la sala, el sistema era el mismo que en la prueba de baile; ellos esperaban su turno, viendo las audiciones de los miembros de otro grupo. Así que se sentaron a un lado y tantearon como era el nivel de los demás. Había grandes voces que imponían bastante, pero también las había muy malas. Lo que notaron es que los jueces de esta sala eran más amables que los de las otras pruebas y cuando cantaba alguien que lo hacía muy mal, le mostraban una amplia sonrisa de ánimo.

-Siguiente- gritó una de las jueces.

En ese momento, se levantó una chica rubia con ciertos aires de diva. Era la chica que por la mañana había mirado de malas maneras a April. La chica indicó al pianista de la sala en qué tonalidad quería la canción y se colocó muy segura en medio de la sala. Antes de comenzar, la chica cotilleó para ver quién se encontraba entre el público y vio a April a la que le dirigió de nuevo una mirada de pocos amigos. April siguió sin entender por qué esta chica la miraba tan mal.

La chica recibió un gran aplauso y se inclinó para agradecerlo. Los jueces la dijeron que tenía una gran voz y esta comenzó a decir:

-Sí, es verdad. Mi sueño de ser cantante comenzó desde muy pequeñita. Mi madre dice que empecé a cantar antes de hablar ¿A qué es asombroso? Por ello, mis padres vieron el gran talento que tenía y me apuntaron a muy buenas escuelas, siendo siempre la primera de mi clase, como lo seré aquí.

-Se lo tiene bastante creído- le susurró una de las gemelas a April, quien no se pudo contener y comenzó a reírse.

-Señorita ¿qué es lo que le resulta tan gracioso?

-Disculpe, es que me ha comentado una cosa y no he podido aguantarme.

-¿Qué cosa? ¿Acaso se estaban burlando de s compañera?

-No, para nada. Lo ha hecho genial.

-Pues no se ríe nadie durante mis clases, no estamos para bromas.

-Perdone.

-Vamos a dejar ahora que su compañera… ¿cuál era el nombre?

-Rose Mary Hough- contestó la chica rubia.

-Pues lo que estaba diciendo, vamos a dejar que su compañera Rose Mary se ría durante su turno.

-Pero, señor, hemos establecido un orden concreto y si lo cambia, se desmorona todo el sistema- replicó la azafata.

-No creo que por una persona, se vaya todo al garete. Venga joven y cántenos lo que se ha preparado.

Capítulo IV

Cuando April vio a Kevin pensó en la suerte que tenía. Era alguien conocido, aunque fuese por unas pocas horas, pero eso le daba más seguridad. Ella muy decidida comenzó diciendo:

-Hola ¿qué tal? Hacía años que no te veía.

Cuando April pretendía ir a abrazarle, este se giró. April se sintió algo desconcertada ante tal reacción; esperaba que le siguiera la corriente.

-¿Te sucede algo? Oye ¿qué te pasa? ¿estás sordo?

Kevin miró triste a April y he hizo un gesto señalándose la boca, expresando que no podía hablar. April vio cuales eran las intenciones de Kevin. El muchacho prefería hacer una improvisación más dramática. Así que April decidió echarse a llorar.

– Pero ¿cómo puede ser? que injusto es el mundo.

En ese momento, Kevin comenzó a reírse. April ya no lo entendía. ¿Qué era lo que quería el chico? ¿Drama o comedia?

-¿Por qué te ríes?

-Porque es una broma. Solo era para darte un susto.

-Muy gracioso. En fin ¿qué es de tu vida? Parece que fue ayer nuestra graduación, pero hace tantos años de eso. Te he echado mucho de menos.

-Yo también te he echado de menos. La última vez que te vi fue el día que te marchaste para ir a la universidad. Desde entonces has cambiado mucho. Te has dejado el pelo más largo, ya no pareces un chico jajaja.

-Por lo que veo, tú sigues igual de bromista.

-Y tú con anillo de compromiso. ¿Puedo preguntar cómo se llama el desgraciado?

-Jajaja. El afortunado se llama John.

-¿Y cuándo es el gran día?

-Dentro de dos semanas. ¿Te apetece asistir? Aún estoy a tiempo para poner un servicio más. Me encantaría que vinieras y así te presento a toda la gente tan interesante que he conocido.

-Sería muy doloroso para mí.

-¿Por?

-Por ti.

April se percató de que Kevin estaba cambiando de nuevo el rumbo de la improvisación. El chico cabizbajo tomó aire y dijo:

-Paula, llevo años enamorado de ti. Desde pequeñitos hemos sido siempre amigos y a medida que íbamos creciendo, empecé a notar que te quería de otro modo. El día que te fuiste para comenzar tu vida universitaria fue el más duro de toda mi vida. A lo largo de estos años he intentado olvidarme de ti, pero me ha sido imposible.

-Eh, no me hagas esto. Sabes que no puedo. A penas faltan unas semanas para la boda y no quiero empezar a tener dudas. Será mejor que nuestra conversación termine aquí.

-Si así lo deseas, así será.

Y Kevin se marchó.

El jurado realizó un breve aplauso y pidió que entrara la siguiente pareja para realizar la audición. April y Kevin salieron de la sala. Kevin la felicitó por haberle seguido la corriente. Ella se lo agradeció, pero le reprochó que a veces habían cambiado demasiado de registro. El chico le comentó que su primo había estado estudiando allí hacía unos años y que le había recomendado que la improvisación fuese una conversación de amigos, pero tratando diferentes temas con distintos estados de ánimo.

-April Grace, ¿dónde estas?- preguntó la azafata chillando por el pasillo.

-Creo que me están buscando, así que me marcho. Luego nos vemos.

April se unió de nuevo a su grupo. Esperaron unos minutos más porque faltaba aún gente por hacer la prueba. Cuando estaban todos listos, se dirigieron al aula donde harían la prueba de canto.

Capítulo II

-Niños, la prima April ha llegado -gritó la tía Anne.

April acababa de llegar a Nueva York, pero su prueba no era hasta el lunes por lo que hasta ese día iba a alojarse en casa de sus tíos. En aquel bonito y sencillo hogar de Queens vivían Robert y Anne Sullivan, junto con sus tres hijos: Ronald de 17 años, Rose de 14 y Megan de 9.

La tía Anne abrazó a su sobrina con lágrimas de felicidad y es que el vivir en ciudades distintas ayudaba muy poco a que se viesen más a menudo. April saludó a su tío y a sus primos y se dispuso a subir las escaleras con la maleta, cuando la pequeña Megan la agarró de la mano y se la llevó al salón a jugar. La tía Anne intentó que su hija dejará descansar a April pero, como bien señalaron sus hermanos, siempre se hacía lo que Megan quería. A April no le importó en absoluto; prefería despejarse un poco, en lugar de deshacer la maleta nada más llegar. Megan que,además de consentida, es muy cotilla, la empezó a abordar con millones de preguntas, mientras jugaban a las muñecas. Después de media hora, April se empezó a cansar y de esto se percató Rose, quien decidió sustituirla para que subiera a dormir un rato. Ronald cogió la maleta y la llevó al segundo piso, donde estaba la habitación de invitados. La tía Anne se puso a hacer rápidamente la cama con sábanas nuevas y el tío Robert trajó toallas limpias. Toda la familia la dejó dormir unas horas antes de la cena.

casa queens

April se despertó a las pocas horas. Bajó las escaleras y le llegó un olor a comida con el que se le hacía la boca agua. Corrió hacia la cocina, donde la esperaba su tía con la fuente de pollo asado y patatas fritas que había cocinado especialmente para ella; April se lo agradeció y decidió ayudarla a poner la mesa.

Cuando todos estaban ya sentados, rezaron una plegaria y comenzaron a cenar. La tía Anne mostraba orgullosa la manicura francesa que le había hecho una compañera del trabajo, Ronald comentaba lo angustioso que estaba siendo la espera de la beca deportiva para estudiar en la universidad, Rose charlaba con April sobre los últimos conjuntos que se había comprado y la pequeña Megan aprovechaba las conversaciones de los demás para coger una mayor cantidad de patatas. Cuando tomaban el postre, el tío Robert entabló una conversación con su sobrina a cerca de la escuela Juilliard y es que es uno de los profesores.

– ¿Estas nerviosa?

– No estarlo sería raro en mí.

– Bueno, los nervios en un sentido son buenos, pero pueden llegar a ser traicioneros. Te recomiendo que descanses estos días y practiques un poco lo que vas a presentar en la audición. Sabes que yo no puedo hacer nada en el proceso de selección, pero una vez que estes dentro, porque estoy seguro de que lo conseguirás, me tienes para cualquier cosa que necesites. ¿De acuerdo?

-De acuerdo. Gracias.

-Ya sé que no te daré clase porque no estoy especializado en canto e intepretación, sin embargo, un buen amigo mio, el profesor Niall Hansen, sí que lo hará. Te repito, cualquier…

-Cosa que necesite…-April empezó a reirse.

-Que graciosilla es la niña. Ahora en serio, me tienes para lo que necesites.

-Muchas gracias, tío Robert.

El tío la abrazó y todos decidieron ir al salón, donde se encontraba el piano, que fue ocupado rápidamente por Anne. La joven tocó una pieza de música clásica que había aprendido en la academia a la que iba por las tardes. Cuando finalizó, el tío Robert sacó su guitarra y cantó con todos ellos una canción que le hacía recordar la tierra en la que nació.